Praxis Arqueológica
Volumen 4
Número 1
Marzo 2023
Pp. 8-11
DOI 10.53689/pa.v4i1.29


Antropoceno: la deconstrucción del concepto
Anthropocene: The Deconstruction of the Concept

Luis Cornejo B.

Departamento de Antropología, Universidad Alberto Hurtado, lcornejo@ahurtado.cl

Resumen
Se presenta un ensayo crítico de algunas posturas actuales sobre el alcance del concepto de Antropoceno acuñado hace dos décadas. Se analizan dos artículos recientes que coinciden en ignorar la definición original, admitiendo que es posible sindicar a distintos agentes en distintos momentos como parte del Antropoceno, abriéndose la posibilidad de que cualquier evidencia humana puede ser parte de dicho proceso. Según nuestra argumentación, esto hace irrelevante la idea de la existencia de un Antropoceno en la historia ambiental de la tierra y sus implicancias para el presente y el futuro.

Palabras clave: Antropoceno, estaca dorada, prehistoria.

Abstract
We present a critical essay on some current positions on the scope of the Anthropocene concept developed two decades ago. Two recent articles are discussed that coincide in ignoring the original definition, admitting that it is possible to syndicate different agents at different times as part of the Anthropocene, opening the possibility that any human evidence can be part of this process. According to our argument, this makes irrelevant the idea of the existence of an Anthropocene in the environmental history of the earth and its implications for the present and the future.

Keywords: Anthropocene, golden spike, Prehistory.

Desde el momento en que Crutzen y Stoermer propusieron la idea de que es posible definir una época en la historia natural de la tierra en que la humanidad se ha convertido en un agente de cambios ambientales de escala global, que llamaron Antropoceno (Crutzen y Stoermer, 2000; Crutzen, 2002), mucho debate se ha levantado referente a cómo se definen su inicio y sus características principales. Este comentario se centra en dos artículos relativamente recientes (Gayo et al., 2019; Gibbard et al., 2022) que pretenden, de alguna manera, relativizar o incluso ignorar la definición original del concepto como una época geológica en la cual las emisiones de dióxido de carbono producto de la industrialización de los últimos tres siglos han tenido un impacto global sobre el clima de la tierra (Crutzen, 2002).

Gibbard y colaboradores (2022) se centran básicamente en intentar definir este fenómeno de manera distinta a la propuesta originalmente, argumentando que la definición de una época geológica global con un punto de inicio en la Revolución Industrial o en la Segunda Guerra Mundial es restrictiva, ya que no reconoce la variedad de otros procesos sociales y ambientales que interactúan entre sí para producir el cambio ambiental global. Por esta razón, se propone definirlo como un evento geológico que ocurre globalmente en distintas escalas y distintos momentos y que tiene diversos agentes como la industrialización, la urbanización, la agricultura y ganadería intensiva, etcétera. Estos autores ponen énfasis en que su definición evita la profundización de una «confusión disciplinaria y conceptual, además del conflicto sobre su designación» (p. 354; traducción nuestra).

De su propuesta es posible observar un par de puntos. En primer lugar, resulta evidente que la definición original de Antropoceno es cualquier cosa menos confusa. Establece con claridad cuál es el detonante de la nueva época en la historia del planeta (el dióxido de carbono), cuáles son sus efectos (el cambio ambiental) y cuándo comenzaría a ocurrir (en los últimos trescientos años). Por otro lado, a lo largo del planteamiento de estos autores queda claro que la principal ventaja de definir el Antropoceno según sus términos es abrir el campo de discusión a un vasto campo de disciplinas, cada una de las cuales puede supuestamente contribuir a entender este tema como un problema multiescalar. Sin embargo, su propuesta tiene mucho más potencial para generar confusión y obstaculiza una posible definición práctica, ya que distintas investigaciones pueden proponer sus propios parámetros para definir por qué su tema de investigación se refiere al Antropoceno.

Un buen ejemplo de esto último es el artículo de Gayo y colaboradores (2019), los cuales, usando información arqueológica y ambiental de dos regiones de Chile de los últimos tres mil años, proponen que el Antropoceno «se deriva de procesos a largo plazo que han operado continuamente desde tiempos prehistóricos» (p. 16; traducción nuestra). Pretenden lograr su objetivo cruzando datos de distinta escala y origen, como la interpretación demográfica hecha a partir de la sumatoria de fechas de radiocarbono, una estimación cualitativa de la intensidad de la agricultura o la acumulación de contaminación de cobre en núcleos de hielo glaciar. Más allá de la cuestión de si los datos utilizados pueden efectivamente representar la fuerza de la acción humana sobre el medio, es evidente que esta propuesta tiene dos problemas de escala. Por un lado, el marco de tres mil años propuesto por los autores podría ser cuestionado por quienes ven trazas del Antropoceno previamente, incluso hasta el Pleistoceno (por ejemplo, Doughty et al., 2010; Lewis y Maslin, 2015; Smith y Zader, 2013) y que localmente podría incluir la nunca cerrada discusión sobre el rol de los cazadores-recolectores de Taguatagua en la extinción final de la megafauna pleistocénica (Núñez et al., 1991). De hecho, la misma primera autora de este artículo en una propuesta anterior (Gayo et al., 2015), basada en sumatorias de probabilidades de fechas de radiocarbono para distintas regiones del área Centro Sur Andina, señala que existiría un pico de población que empezaría en torno a los 4000-3500 años ap.

Por otro lado, uno de los problemas complejos de resolver en este tipo de planteamientos se refiere a cuánto es necesario que una variable cambie para ser significativo el cambio, pero no desde su propia valoración, sino desde el punto de vista de lo suponemos que ella representa. Así, por ejemplo, si bien es claro que hay un evidente cambio en la curva de probabilidad acumulada de fechas de radiocarbono en el inicio del Evento Poblacional 1 para el norte de Chile (Gayo et al.,2019: Figura 2), resulta posible plantear la duda de cuánto es la cantidad real de personas que aumenta, esto sin entrar a discutir los problemas de muestreo que tiene esta técnica. En un territorio amplio como las áreas estudiadas por estos autores, si el cambio en el número de habitantes pasa de 1.000 a 3.000, muy probablemente el impacto sobre el medio no será relevante; cosa que sí podría ser significativa si el crecimiento es de 10.000 a 30.000. Del mismo modo, podemos preguntarnos qué cantidad real de lugares en que se estuvo fundiendo y cuántos objetos producidos representan las mediciones sobre presencia de rastros de fundición de cobre en los núcleos de hielo. De esta manera, es necesario tener en cuenta que la escala real del impacto sí importa, ya que los Homo sapiens hemos estado afectando el medio desde nuestro origen hace cientos de miles de años. De no ser así, podríamos terminar concluyendo lo obvio: toda la historia humana previa es antecedente del Antropoceno.

Las aspiraciones de múltiples actores de participar de la agencia científico-institucional que implica la idea de Antropoceno, un Blockbuster de alcance público, ha motivado la deconstrucción del postulado original al nivel que en algunas propuestas ya no es posible observar nada de sus componentes originales. Este proceso de hecho puede terminar haciendo irrelevante la idea de la existencia de un Antropoceno. Si cualquier evento en la larga historia humana es parte o antecedente de su existencia, entonces no vale la pena utilizarlo como un evento significativo distinto a la propia existencia de nuestra especie. Esto es radicalmente distinto a la fuerza analítica de la propuesta original (Crutzen y Stoermer, 2000; Crutzen, 2002), ya que, si los humanos hemos sido capaces por medio de nuestras emisiones de dióxido de carbono en los últimos trescientos años de alterar el medioambiente global, efectivamente se abre un campo gigantesco para la investigación científica de las consecuencias ambientales y sociales de sus efectos y alcance. En este punto, como arqueólogo, coincido con Gilardenghi (2021) sobre el potencial para el desarrollo de la arqueología del presente, así como la arqueología histórica o la arqueología industrial, que nos ofrece este campo donde el estudio del registro material del desarrollo de la industrialización puede aportar detalle y profundidad.

Por otro lado, es inevitable pensar en las consecuencias políticas que puede tener esta deconstrucción del Antropoceno en el contexto de las imperiosas medidas que se deben tomar para reducir la producción mundial y local de dióxido de carbono, el avance de la deforestación y el impacto sobre el océano, por mencionar solo algunas de las consecuencias más obvias de la Revolución Industrial y la actual globalización del capitalismo. La llamada «estaca dorada» para definir el comienzo del Antropoceno es un poderoso agente precisamente para argumentar acerca de la necesidad evitar que el Antropoceno tenga una marca mucho más profunda sobre la vida de este planeta.

Referencias citadas

Crutzen, P. (2002). Geology of Mankind. Nature, 415, 23.

Crutzen, P. J. y Stoermer, E. F. (2000). The ‘Anthropocene’. IGBP Newsletter, 41, 17-18.

Doughty, C. E., Wolf, A., y Field, C. B. (2010). Biophysical Feed-backs Between the Pleistocene Megafauna Extinction and Cli-mate: The First Human-Induced Global Warming? Geophysical Research Letters, 37, L15703.

Gayo, E. M., Latorre, C. y Santoro, C. (2015). Timing of Occupa-tion and Regional Settlement Patterns Revealed by Time-Series Analyses of an Archaeological Radiocarbon Database for the South-Central Andes (16-25 S). Quaternary International, 356, 4-14.

Gayo, E. M. et al. (2019). Geohistorical Records of the Anthropocene in Chile. Elementa: Science of the Anthropocene, 7, 1-31.

Gibbard, P. et al. (2022). A practical Solution: the Anthropocene is a Geological Event, not a Formal Epoch. Episodes Journal of International Geoscience, 45(4), 349-357.

Gilardenghi, E. (2021). «Una era nos separa»: aportes y reflexio-nes para un Antropoceno arqueologizado. Revista de Arqueología Histórica Argentina y Latinoamericana, 15(1), 32-58.

Lewis, S. L. y Maslin, M. A. (2015). Defining the Anthropocene. Nature, 519, 171-180.

Smith, B. D. y Zeder, M. A. (2013). The Onset of the Anthropocene. Anthropocene, 4, 8-13.